Reconociendo su poder, la televisión pública tiene un papel vital en garantizar el acceso de todas las personas a la información sobre sus propias culturas y en los acontecimientos mundiales. Sin duda, es indispensable para el buen funcionamiento de las democracias genuinas. La televisión es un factor decisivo en la globalización. Es compatible con la diversidad cultural y ayuda a establecer la libertad de información.
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