Como un acto que no se puede curar con medicamentos, las estrategias de prevención de la violencia deben ser integrales, con múltiples intervenciones a cabo en paralelo con el fin de tener efectos duraderos y permanentes. Muchos sectores, actores y partes interesadas deben participar. Más evidencia está emergiendo sobre qué intervenciones funcionan para prevenir la violencia, desde la movilización comunitaria para cambiar las normas sociales, a las intervenciones escolares integrales dirigidas a profesores y alumnos, a los suplementos de empoderamiento y de ingresos económicos, junto con el entrenamiento de la igualdad de género.