Actualizado febrero 9, 2016
De acuerdo a lo dicho por San Juvenal, Obispo de Jerusalén, en el Concilio de Calcedonia (451), María, la Madre de Dios, murió en presencia de todos los Apóstoles, pero su tumba, al abrirse, a petición de Santo Tomás, fue encontrada vacía; a partir de esta vivencia los Apóstoles concluyeron que el cuerpo había sido llevado al cielo.
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